Los Ingredientes de la Innovación

Esteban Díaz
8 min readMar 15, 2023

Este artículo es un extracto de una charla sobre innovación. Puedes contactar con Esteban Díaz en LinkedIn o en www.estebandiaz.net.

La innovación es un tema recurrente en el mundo empresarial, y por una buena razón: es la clave para el éxito en la era digital. Los productos y servicios que no evolucionan, que no logran satisfacer nuevas necesidades y no se adaptan para mantenerse relevantes en el mercado, están destinados a quedar obsoletos. En este artículo y vamos a analizar la innovación con una mirada histórica para entender de verdad qué significa y cuáles son los ingredientes de toda innovación. Y en el próximo artículo abordaremos métodos, técnicas y recetas para fomentar la innovación en los proyectos en los que participes.

Para que todos nos pongamos de acuerdo, la Organización Internacional de la Estandarización (nuestro querido ISO) constituyó en 2013 un comité de expertos con el atractivo y memorable nombre de “ISO/TC 279” al que encargó que identificara, definiera y estandarizara la terminología, herramientas y métodos que habilitan la innovación. El trabajo de este comité se refleja en la ISO 56000, que lleva publicando secciones desde 2019, con la esperada publicación de la 56007 centrada en la gestión de ideas y oportunidades.

Aunque todos conocemos la palabra, definir el significado de la innovación es un quebradero de cabeza. El economista austriaco Joseph Schumpeter acuñó el término en 1911 al definirlo en su segundo libro como “la introducción de un bien, un método de producción o un mercado nuevo, la conquista de una nueva fuente de materias primas u otros insumos, la apertura de un nuevo mercado de ventas o la reorganización de una industria”. A partir de entonces los grandes teóricos de la innovación (Clayton Christensen, Eric von Hippel, Henry Chesbrough) y muchas mentes talentosas de muchas disciplinas han continuado la reflexión.

“La innovación son los elementos, actividades o procesos, ya sean nuevos o modificados, que crean o redistribuyen valor.”

ISO 56000:2020 (adaptado)

No nos extraña tanto esfuerzo dedicado al tema. La innovación ha sido un factor clave en el desarrollo de la humanidad a lo largo de la historia, permitiendo que los seres humanos encuentren formas de satisfacer sus necesidades básicas y mejorar su calidad de vida. De hecho, es imposible definir innovación sin hablar de un aporte de valor, y el concepto de valor siempre va ligado a cubrir las necesidades de las personas.

Las necesidades humanas

Es importante tener en cuenta que el concepto de “necesidades humanas” es muy complejo. Hay muchos factores a considerar, como la cultura, la economía, la educación y la religión. Y sin embargo, en su raíz hay muchos elementos comunes que hace que todos compartamos necesidades, aunque no siempre seamos conscientes de ello.

Abraham Maslow teorizó una jerarquía de las necesidades humanas, en las que ordenó cinco niveles de importancia. El impulso natural de las personas es a satisfacer primer las necesidades más básicas, como la alimentación, la seguridad y el refugio, antes de abordar las necesidades más elevadas, como la autoestima y la autorrealización.

Esto significa que siempre áreas de mejora, espacios de crecimiento en forma de carencias o nuevas necesidades. Por ejemplo, si las personas sienten que sus necesidades básicas no están siendo satisfechas, pueden estar más motivadas para buscar soluciones innovadoras y cambiar el status quo.

Y por otro lado, si las necesidades básicas están satisfechas, las personas pueden estar más motivadas para buscar satisfacción en necesidades más elevadas, como la autoestima y la autorrealización. Esto puede llevar a la innovación y el cambio en áreas como la educación, el arte y la cultura.

La creatividad como estrategia de superación de retos

La creatividad es una estrategia fundamental para superar retos en la innovación. La capacidad de pensar fuera de lo común y de imaginar soluciones nuevas y creativas para problemas existentes es clave para el avance tecnológico y la mejora de procesos.

La creatividad permite encontrar soluciones innovadoras incluso ante situaciones de limitaciones, como la falta de recursos o de financiación. Es precisamente en estas circunstancias cuando la creatividad se convierte en una herramienta valiosa para encontrar alternativas innovadoras y eficientes. Según el informe de 2019 del Foro Económico Mundial sobre la futura fuerza laboral, la creatividad y la capacidad de resolución de problemas complejos serán habilidades clave para los trabajadores en el futuro cercano.

Además, la creatividad no se limita sólo a la generación de ideas nuevas, sino que también es necesaria para la implementación y ejecución de las mismas, que es algo que muchas veces se nos olvida. Las innovaciones sólo son tales cuando se adoptan, de lo contrario se quedan en ser un intento más. Y a veces ahí están los retos más grandes.

La tecnología como habilitadora del cambio

El tercer ingrediente clave para la innovación es la tecnología. Y no pensemos sólo en lo digital, la tecnología puede ser definida como el conjunto de conocimientos, técnicas, habilidades y procesos utilizados en la creación, diseño, producción y mantenimiento de productos, servicios y sistemas para satisfacer las necesidades humanas.

La tecnología puede ser tangible, como herramientas y maquinarias, o intangible, como software y algoritmos. La tecnología ha sido una fuerza impulsora en la evolución y el desarrollo de la humanidad, y ha tenido un impacto significativo en la forma en que vivimos, trabajamos, nos comunicamos y nos relacionamos con el mundo que nos rodea. Desde la invención de la rueda hasta la creación de internet, la tecnología proporciona una plataforma para la creación de nuevos productos y servicios y facilita la exploración de nuevas ideas y soluciones a los problemas, revolucionado en el camino la forma en que realizamos actividades cotidianas y ha permitido la creación de nuevas industrias y oportunidades de negocio.

La tecnología es un producto humano, y como tal, está sujeta a los valores, prejuicios y limitaciones de los seres humanos que la crean.

Sin embargo, no es la panacea. La tecnología es un producto humano, y como tal, está sujeta a los valores, prejuicios y limitaciones de los seres humanos que la crean. Las tecnologías pueden ser desarrolladas y utilizadas de formas que no satisfagan las necesidades humanas, o incluso que las perjudiquen. Esto suele ocurrir cuando se buscan excusas para utilizar los avances tecnológicos, en lugar de entender las oportunidades de aportar valor. La tecnología puede ser un habilitador crítico para la innovación, pero sólo cuando se combina con otros factores clave y se utiliza de manera responsable y ética.

Un ejemplo: la máquina de coser

Hasta bien entrado el siglo XVIII las necesidades básicas humanas como la alimentación y el refugio requerían una dedicación de tiempo y recursos máxima, lo cual no permitía que se avanzaran en otros frentes. Por ejemplo, en Inglaterra en 1750, se necesitaban más de 60 horas de trabajo para producir suficiente trigo para hacer una hogaza de pan. De la misma forma las prendas de abrigo y de vestir eran caras, costosas y disponibles sólo para los más privilegiados. Para el 80% de la población británica, todo su tiempo se dedicaba a mantenerse alimentados, vestidos y refugiados.

En el año 1764, el inventor británico James Hargreaves creó la máquina hiladora que permitía a un trabajador hilar varios hilos al mismo tiempo, mejorada posteriormente por Edmund Cartwright con el telar mecánico en 1779. Sin embargo, seguía siendo un proceso manual y laborioso. En 1830, el inventor francés Barthelemy Thimonnier inventó la primera máquina de coser utilizando agujas y puntadas para coser telas de manera eficiente y precisa. Luego, en 1846, el inventor estadounidense Elias Howe creó una máquina de coser que utilizaba una aguja con un ojo en la punta. Pero no fue hasta que en 1851, Isaac Singer mejoró la máquina de coser de Howe agregando una palanca de pie y una mesa de trabajo que se convirtió en un gran éxito comercial y allanó el camino para la producción en masa de ropa y otros productos textiles.

Esta cadena de innovaciones resultó en un gran avance en la Revolución Industrial y cambió la forma en que se producían los textiles. Como resultado, muchas profesiones relacionadas con la producción textil perdieron importancia, mientras que nuevas habilidades, como la mecánica y el diseño de procesos, se volvieron más relevantes. El cambio de paradigma de la Revolución Industrial alteró el status quo y permitió el desarrollo de nuevos productos y tecnologías.

Innovaciones que cambian el paradigma

Al mismo tiempo, el impacto en la humanidad fue dramático. En un par de generaciones las necesidades de alimentación, vestido y refugio pasaron de requerir dedicación exclusiva a ser razonablemente asequible, liberando tiempo para atender otras necesidades. La producción en masa permitió una mayor movilidad social y la demanda de conocimientos y capacidades disparó el nivel educativo, aunque sin mucho impacto en los colectivos discriminados.

Este patrón se repite a lo largo de la historia, comenzando desde la Revolución Agrícola (aproximadamente 10.000 a.C. — 4000 a.C.) y la invención de la escritura hasta mayores movimientos sociales. El comercio favoreció la interacción entre culturas y facilitó que surgieran los gremios, que conservaban conocimiento especializado y lo ampliaban.

La revolución científica que comenzó en el siglo XVI seguida de la revolución industrial que explota en el siglo XIX culminan una secuencia de grandes hitos que permite que las sociedades puedan dedicar más tiempo, energía y recursos a abordar las grandes necesidades que nunca pudieron ser atendidas.

Nunca antes la humanidad ha contado con tantas herramientas para luchar contra las injusticias perpetuadas por los intereses de unos pocos, empezando por que toda nueva innovación beneficie a la mayor diversidad de personas posibles.

Los grandes movimientos políticos y de derechos civiles se consolidan por fin, habilitados por las nuevas tecnologías de la comunicación. Nunca antes la humanidad ha contado con tantas herramientas para luchar contra las injusticias perpetuadas por los intereses de unos pocos, empezando por que toda nueva innovación beneficie a la mayor diversidad de personas posibles.

¿Y ahora, cómo podemos innovar?

El trasfondo no ha cambiado, para tener sentido la innovación debe estar guiada por las necesidades de las personas. La ventaja que tenemos ahora es mucha más tecnología disponible y en desarrollo continuo. Con la dosis adecuada de creatividad y con un enfoque responsable en las implicaciones éticas de la innovación, tales como la inclusión y la sostenibilidad, no nos resultará difícil encontrar necesidades que satisfacer y tecnologías con las que habilitar el cambio.

Para tener sentido, la innovación debe estar guiada por las necesidades de las personas

En el próximo artículo “Recetas para la innovación” veremos:

  • Los métodos más efectivos para facilitar el pensamiento innovador.
  • Las recetas básicas para la innovación.
  • Multitud de consejos aplicables al día a día.

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Mientras tanto, reflexiona tu paradigma de trabajo y comienza a plantearte cómo te gustaría desafiarlo, porque de las necesidades que descubras surgirá la inspiración para innovar.

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