Cinco conceptos clave de Arquitectura de la información

Esteban Díaz
9 min readDec 2, 2020

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Este artículo complementa a una masterclass impartida en Mr. Marcel School el 1 de diciembre de 2020 que puedes ver en video aquí.

Photo by Fitore F on Unsplash

La mejor forma que he encontrado, hasta ahora, para describir qué es Arquitectura de la Información (AI de aquí en adelante) es la siguiente:

“El diseño de estructuras en torno a las expectativas de los usuarios que guían la construcción de experiencias.”

Esta definición deja claro primeramente que una AI constituye un esqueleto que permite que el resto de trabajo de diseño y definición continúe siempre en torno a las necesidades y expectativas de los usuarios.

Hay muchas formas de conocer y aprender acerca de AI, como a través de los 8 principios de Dan Brown o los contenidos generados por Nielsen Norman Group. Pero para sacar partido de los 30 minutos de la charla original, he optado por repasar lo que considero que son cinco conceptos clave para entender y abordar la creación de una arquitectura de la información.

#1. El valor está en el contenido

Todo el esfuerzo de diseño en un producto está siempre al servicio del contenido que se ofrece al usuario y a la forma que éste tiene de consumirlo. Por tanto, la primera tarea en la construcción de una arquitectura de la información siempre es inventariar los contenidos.

Existen técnicas manuales y herramientas rastreadoras que pueden ayudarnos a hacerlo, aunque el inventario también debe reflejar el tipo de contenido, métricas de uso, etc…

No olvidemos que los contenidos pueden ser de diferente naturaleza (texto, video, audio…) y con diverso nivel de interacción posible. Todo ello debe quedar reflejado en nuestro inventario.

Estrategia

Además de identificar los contenidos, es importante indagar en la estrategia que hay detrás de ellos. Por un lado debemos entender los aspectos de negocio, tanto el posicionamiento y la propuesta de valor del producto como el roadmap del mismo. Y por otro, debemos considerar las user (y buyer) personas a las que nos dirigimos. Este esfuerzo extra permitirá que la arquitectura de información que elaboremos pueda aplicarse al contenido actual y también dar cabida a los que están por llegar. Una arquitectura de la información debe ser escalable, si no perderá parte de su valor.

#2. El Método KonMari

Fotografía de Milenio.com

Marie Kondo es una autora japonesa que desarrolló un sistema de organización aunando la filosofía oriental, el feng shui y el coaching inspiracional.

Al margen de sus libros y su programa en Netflix, su método parte de una premisa interesante que puede aplicarse al diseño de arquitecturas de la información.

“Desechar las cosas que no nos producen alegría y dar a las que sí la potencian un lugar adecuado y a la vista”

La alegría, o trasladado a nuestro caso, el valor, proviene de los contenidos. Y además de ellos, Marie nos habla de la importancia de la organización (lugar adecuado) y visibilidad (a la vista).

La ciencia de la organización

Lo cierto es que no es nada nuevo, y ya existe una ciencia que trata los principios, métodos y fines de la clasificación. Hablamos de la taxonomía, que aplicada a un conjunto de contenidos obtiene unos criterios que permiten la ordenación sistemática de elementos, que también llamamos taxonomía.

LA taxonomía es la ciencia de la clasificación.

UNA taxonomía es el conjunto de criterios que resultan de aplicar la ciencia en un caso concreto.

La taxonomía puede ser de tipo jerárquico o asociativo, dependiendo de la forma de agrupar los contenidos entre sí. Puede además generar diferentes estructuras según la relación entre los contenidos que reflejan también las posibles formas en las que los usuarios pueden acceder a los mismos.

Una nube de palabras de las etiquetas más relevantes en la arquitectura de la información de Netflix.

Las taxonomías más interesantes para analizar pueden encontrarse en los productos con grandes cantidades de contenidos.

Por ejemplo, Netflix. Su aproximación para generar una arquitectura de la información que soporte todo su catálogo es mediante más de 1.300 etiquetas que pueden combinarse entre sí para dar lugar a más de 3.800 categorías.

En el catálogo de España encontramos 34 contenidos bajo la combinación de las categorías “romántica” e “independiente”. Como curiosidad, Xataka recopiló algunas de las categorías resultantes de estas combinaciones, aunque no todas pueden funcionar en todas las geografías. Observa que cuantas más etiquetas se combinen, más específica resulta la categoría.

Visibilidad

Una vez que definimos el lugar adecuado para cada contenido, es necesario evaluar hasta donde damos visibilidad al usuario de nuestra arquitectura de la información, que suele manifestarse a través de sistemas de navegación. Afortunadamente para todos, Netflix no pretende que navegemos por nosotros mismos por su vasta arquitectura, sino que simplifica la navegación y la asiste con diversas estrategias, como las recomendaciones. Las opciones de navegación se reducen a una distinción sencilla entre series y películas (contenidos episódicos o puntuales) y el acceso directo a los contenidos que nosotros mismos hemos marcado como relevantes.

Contrastemos esta estrategia con la de otro gigante, Amazon. El catálogo de Amazon es superior al de Netflix, y sin embargo su aproximación a la visibilidad de su arquitectura de la información es opuesta. El menú de navegación de Amazon presenta muchas más opciones, agrupadas y jerarquizadas, eso sí.

Esta diferencia responde precisamente a que cada empresa se ciñe a las expectativas y necesidades de sus usuarios. En Netflix sólo entramos para ver algo, mientras que en Amazon podemos acceder para comprar, seguir pedidos, gestionar revoluciones, etc… En cada caso se toman decisiones de diseño diferentes pero que buscan objetivos comunes.

Muy relacionado con el trabajo de determinar el nivel de visibilidad que entregamos a nuestros usuarios está el siguiente concepto clave, que es probablemente el más crítico de todos.

#3. Sprechen Sie die Sprache des Benutzers

O, para ser claros, habla el idioma de los usuarios. De la misma forma que de poco serviría explicar este concepto en alemán, de poco servirá todo el trabajo de inventariado y clasificación de los contenidos si luego cuando se lo entregamos al usuario no lo puede entender.

El poeta irlandés William Butler Yeats escribió:

“Piensa como un sabio, pero comunícate en el lenguaje del pueblo.”

Y no le falta nada de razón. Durante la construcción de una AI debemos ser exhaustivos y rigurosos, pero el resultado debe ser plenamente comprensible por cualquiera de nuestros usuarios.

Terminología

El vocabulario que utilicemos será determinante para lograr esa comprensión. Siempre lo es en la experiencia de usuario, por ello tenemos una disciplina de diseño que llamamos UX writing o narrative design que vela por facilitar la comunicación con las personas. En BBVA, por ejemplo, contamos con un manual que nos instruye en las prácticas de lenguaje transparente y claro.

Además del UX writing, hay una filosofía de diseño que nace en el mundo del desarrollo llamada Domain driven design. Un dominio se refiere aquí a un colectivo de prácticas y practicantes que cuentan con unos términos especializados o que en sus contextos específicos tienen significados concretos que varían o no se encuentran fuera del mismo. Por ejemplo, BBVA y Vodafone operan en dominios diferentes, pero Vodafone y Orange comparten dominio.

El Domain driven design abarca un conjunto de prácticas que parte con el objetivo de lograr una comunicación transversal entre todos los miembros del equipo, buscando acotar los contextos específicos del dominio y utilizando un lenguaje común entre todos, según los consensos del dominio (lenguaje ubicuo, le llaman).

Como diseñadores, muchas veces nos encontramos alternando entre proyectos que tienen lugar en dominios diferentes entre sí, y es nuestra responsabilidad tomar un tiempo para dar ese salto y apreciar la colaboración con expertos del dominio para conocer los contextos y el lenguaje del mismo. Se trata de un equilibrio delicado entre el UX writing y estos valores del domain driven design.

Convenciones y modelos mentales

En ocasiones encontramos patrones aceptados y asumidos de forma general en la sociedad. Tal y como ha pasado con algunos iconos que son inmediatamente reconocibles por los usuarios, algunas formas de interacción con la AI de un producto se han estandarizado. Las búsquedas, los sistemas de etiquetado o el filtrado de la información son algunos ejemplos de patrones sobre los que existe una convención social, una expectativa generalizada.

Todos nos hemos familiarizado con cómo usarlos, y si los vemos en un producto nuevo esperamos que todo lo que sabemos sobre ellos siga siendo válido.

“Los modelos mentales son un mecanismo del pensamiento mediante el cual se intenta explicar cómo funciona el mundo real.” — Kenneth Craik. 1943

Estos consensos suelen estar íntimamente relacionados con los modelos mentales. Estos mecanismos del pensamiento existen para que podamos intenta explicar cómo funciona el mundo real. Los modelos mentales se generan por aprendizaje y se consolidan por repetición de la experiencia. Por ello resultan tan útiles a la hora de construir una AI, porque constituyen una referencia que ya existe en la cabeza de los usuarios, y en la medida que la AI se adscriba a estos modelos mejor aceptada será por los usuarios.

Por ejemplo, Mercadona, una gran cadena de supermercados española, tiene un esquema de tienda consolidado con una organización que ya es conocida por los consumidores. Es natural utilizar ese modelo para elaborar la estructura y taxonomía de su nueva tienda online, de esa forma aseguran una experiencia satisfactoria de sus clientes, que se encontrarán orientados en este producto aunque sea la primera vez que se usa.

#4. Teoría Cognitiva

La teoría cognitiva es una rama de la psicología que estudia la forma en la que nuestro cerebro aprende y procesa el conocimiento. Uno de los conceptos más interesantes es el de carga cognitiva, que John Sweller definió como “El esfuerzo mental realizado para aprender y resolver una tarea.”

“La carga cognitiva es el esfuerzo mental realizado para aprender y resolver una tarea.” — John Sweller. 1943

Hace un par de años escribí un artículo sobre la carga cognitiva que es plenamente aplicable en este contexto de arquitectura de la información.

Accesibilidad y Diseño Universal

La carga cognitiva es una de las barreras más relevantes y menos visibles en la accesibilidad de los productos digitales.

Tanto para personas con trastornos de desarrollo o de lenguaje, o incluso mentales, como en situaciones específicas de alto estrés, al abordar un contexto desconocido o por falta de competencias en el idioma, el esfuerzo mental que el producto demanda puede aliviarse si consideramos la teoría cognitiva en el diseño de la arquitectura de la información.

#5. ¡Está Vivo!

Como decíamos en el primer punto, entender la estrategia de contenidos y de posicionamiento del producto permite desarrollar una arquitectura escalable. Y por ello es vital que consideremos la arquitectura de la información como un ente vivo, que debe adaptarse a los cambios.

Esos cambios pueden ser relativos al propio producto, que evoluciona y enriquece su propuesta de valor, pero también hay cambios externes que vienen de la misma sociedad y los usuarios del producto.

Un ejemplo muy interesante de revisión continua es Facebook. Fijándonos sólo en la barra de navegación, podemos observar cómo, a medida que el producto se consolida y crece, la barra va cambiando, como reflejo de los cambios de la arquitectura de la información que subyace. También influye cómo se consolidan en la sociedad ciertas convenciones, como las relacionadas con los iconos, el propio reconocimiento de la marca, o incluso como crece la relevancia del buscador.

Conclusiones

Desarrollar una AI robusta tiene un impacto determinante en el éxito del producto. Ya sea por la base que establece para el trabajo de UX que se realizará a continuación, por el marco de trabajo que constituye para una estrategia SEO sostenible, o por la estrecha relación que tiene con el CRO y la optimización de funnels de conversión.

Si quieres aprender más sobre arquitectura de la información, puedes participar en el curso de UX avanzado que ofrece Mr. Marcel School o leer algunas de las siguientes obras de referencia:

Esteban Díaz es un diseñador de producto digital con experiencia en desarrollo. Puedes contactar y conocer su trabajo en LinkedIn o en www.estebandiaz.net.

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